Cheo y Luisa Amelia...









CHEO y LUISA AMELIA, los padres de mi mamá, naturales de Carora… y luego, radicados en Barquisimeto,…. bueno allí los conocí o son la mayor parte de los recuerdos, que de ellos mantengo como de todos mis abuelos, … Todos los mejores recuerdos de mi niñez y un poco más que pasé junto a mis abuelos, y es que por diversas circunstancias, las que desconozco por mi corta edad en esos momentos, vivimos y compartimos algunos años junto a varios de nuestros abuelos.

Mi abuelo Cheo (José Eliseo Perera Herrera) era un hombre muy especial, de un carácter jovial, con un espíritu de ayuda y de cooperación excepcional, era ese abuelo que en mas de una oportunidad se ponía a jugar pelota con sus nietos y los amigos nuestros en la parte de atrás de su casa como otro niño más, siempre tenía algún regalo para todos y una singular sonrisa con picardía en los labios, la verdad no recuerdo ver a mi abuelo enojado, salvo en uno de esos celebres juegos de baseball, que trasmitían por la radio, y el le encantaba oír, era un fanático de los Cardenales de Lara, y como siempre, acostumbrado a que su equipo empezará bien el campeonato, y luego no llegase a las finales, vivía muy a piel todos los juegos a la espera de que ganasen la liga, cosa que por fin ocurrió, pero, ya no estaba con nosotros para disfrutarla. Como les decía, en uno de esos juegos, el equipo perdía un partido que tenía ganado justo a final de la novena entrada, lo que origino, que al terminar el partido, Zas!.. fue también el fin de la radio, pues, paso de las manos de mi abuelo directamente al piso, pero, no importaba, ya tendría tiempo de reponerlo,…. Otra de las aficiones que recuerdo muy bien, era el ver en la televisión la lucha libre, era un programa que creo pasaban la VTV de ese entonces, de nombre “Cacha Cascan” o algo parecido, mas de una ves lo vimos sentado a su lado, era la época del “Dragón Chino”, “Basil Bata”, “la pinza libanesa”, …., y otros tantos luchadores y las técnicas usadas en esa época.

Hay algo que siempre recuerdo al momento de comer, y es a mi abuelo haciendo unas bolitas con la masa que le sacaba a la arepa, no recuerdo que se la comiera, pues, siempre quedaba allí en la cabecera de la mesa, en el lugar donde el siempre se sentaba. Eran esos desayunos, almuerzos o cenas, donde no faltaba, la popular arepa, el suero de tapara, el queso blanco, las tajadas, las caraotas refritas y la opción de ponerles o no azúcar, la carne desmechada, el perico, en fin, todas esas cosas tan sabrosas que compartimos en el comedor de nuestros abuelos en Barquisimeto.


Mi abuelo Cheo siempre tuvo a bien mantener a la familia unida, por ello, pienso que la casa se ajustaba a la visita y pernota de todos, pues, como la recuerdo, era grande, con cuartos y baños suficientes para todos, un estacionamiento que albergaba todos los coches de los familiares al momento de estar allí, la verdad un hogar pensado en que siempre hubiese espacio para todos, y así siempre fue. Otra de sus grandes ideas e inversión, fue el construir una casa en la playa, específicamente en Boca de Aroa, la cual, visitábamos toda la familia en época de Semana Santa, eran los siete días donde en ese espacio, se albergaban mas de 40 personas (las tías, los primos, los hermanos, etc.) para compartir, jugar al domino, paseos, en fin todo lo que se podía hacer en aquellos hermosos días, la casa se llenaba de colores de todas las hamacas que se guindaban en pasillo exterior de la casa, y en interior, literas, algunas camas de campaña y otras hamacas. En esos días la cocina se convertía en todo un restaurante, pues, se preparar comida para ese pelotón de gente, requería de muchas manos, mi abuelo recuerdo, contrataba “por decir así” al menos, a dos personas para que ayudarán en todas estas labores, una de ellas “La Negra”, quien desde pequeña trabajaba en casa de mis abuelos. Al momento de las comidas es fácil para todos los que vivimos esos días, ver en nuestros recuerdos, a mi abuelo Cheo, pegado junto a una ventanilla que se comunicaba, desde el pasillo donde estaba la mesa a la cocina, realmente mi abuelo Cheo disfrutaba a pleno esos días, el se colocaba allí justo frente a la ventanilla para pedir los platos y todo lo que en la mesa hiciere falta a los comensales (nosotros… jejeje)…. faltan mas arepas!, que paso con los huevos fritos?... y todo lo que por esa ventanilla pasaba… que días tan hermosos, que buenos recuerdos!. Otras de las cosas que siempre recuerdo de Boca de Aroa, era que justo a dos casas de la de mi abuelo llegaban para pasar la semana santa, unas familias de Valencia, e invitaban a mi abuelo y a mi tío Hector (esposo de mi tia Hilda, una de las hermanas de mi mamá) a jugar domino, era como la partida de cada año, bueno, aunque muchas de las veces, para no decir todas, los triunfadores eran la pareja que antes les mencione, y según recuerdo las bromas de mi tío Hector, el vecino como que no se quedaba muy contento que digamos…. ahora, de seguro que mi abuelo si lo estaba.
Mi abuelo Cheo fue desde siempre un comerciante nato, desde pequeño sabíamos que tenía una Estación de Servicios “Transporte Lara” General (gasolinera), en la que además de la gasolina, vendía cauchos “GENERAL”, “GOOD YEAR”, filtros de aceite y todo lo que un negocio de este tipo disponía para los clientes. Para mi, y supongo para todos los que de pequeño pasamos por allí, era algo maravilloso, ver toda esa cantidad de cosas, cajas, productos, los surtidores de gasolina, la caja registradora, el almacén de los cauchos, esa silla de madera con ruedas que tenía en su escritorio, la caja registradora, …. Cuantos de nosotros nos sentamos en silla a balancearnos, la oficina se transformaba en algo realmente mágico para mis ojos, siempre de niño me fascino ir allí, y mucho más, si mi abuelo nos tenía de regalo uno de esos llaveros que regalaba de propaganda, aquel que tenía un caucho “General” pequeño, quien no los recuerda.
Ya pasados los años, y estando nosotros viviendo en Barquisimeto, de esto, cuando estudiaba bachillerato, recuerdo muy bien, el día en que mi abuelo me pide que lo ayude hacer el inventarío del negocio, en ese momento, me explico todo lo que haríamos y además algo muy confidencial para muchos, el sistema de codificación que utilizaba para todos los productos, este sistema, además de identificarlo en el cuaderno de Inventario que usaba, se podía saber el costo de cada uno ellos, la verdad no se de donde aprendería esta técnica, pero, recuerdo muy bien que todo nacían de la palabra “LIBERTADOS” (por cierto este mismo sistema lo utilice en una oportunidad cuando Marichu, mi esposa, estuvo vendiendo bisutería).
Además del inventario de las vitrinas y los productos en el local, tuvimos que contar todos los cauchos del almacén, el me explico como debía hacerlo y la técnica para desmontar y armar la torre de neumáticos que albergaba en el deposito. En ese momento le ayude con todo el entusiasmo que me nacía, pues, la verdad me encantaba el trabajo de mi abuelo su estación de servicios..…. Luego de finalizado el inventario y de haber trascrito a los libros contables los resultados, mi abuelo, paso por la casas al día siguiente, con la intención de regalarme algo por el trabajo que habíamos realizado, la verdad el siempre fue así, nos daba todo lo que pudiera, ese día, nos fuimos en su carro a una tienda de artículos deportivos que estaba en la Av. 20 y donde me compro un morral que desde hace tiempo quise tener, el cual utilice en más de uno de mis viajes a casa de amigos y paseos fuera de Barquisimeto.
Mi abuela Luisa Amelia, una mujer muy guapa y de finos rasgos, creo que era un poco mas estricta y algo mas sería que mi abuelo (para mi, al menos), pero, entre ambos hacían una pareja perfecta, mi abuela fue desde muy joven la compañera de mi abuelo, y la persona que estuvo siempre a su lado trabajando desde los inicios de ambos en Carora, cuando manejaban una posada, ella, siempre fue muy católica, creyente y practicante, recuerdo que en casa tenía sus santos, su virgen y un inolvidable Corazón de Jesús, que realzaba en un lugar de la casa con sus velas, ella se preocupaba mucho por todos, su principal arma; el amor, rezar, y compartir todo lo que tuviese con su familia, sus hijas (e hijos) y sus nietos…. Nunca le oí en mi niñez mencionar ninguna grosería, ni a ella ni a mi abuelo, eran ese tipo de personas hechas el uno para el otro.
En mi abuela vi y viví muchas cosas hermosas llenas de mucha espiritualidad, una mujer muy preocupada por los suyos y dispuesta siempre en ayudar a todos, con ella compartimos al igual que con mi abuelo mucho, y fue ella quien nos brindo de pequeño infinidades de momentos, tardes de meriendas en el pantry de su casa (Quinta la Nehilsa, ubicada en la ciudad Barquisimeto, Estado Lara, en la carrera 17, entre 30 y 31), de llegar del colegio y tener una bandeja justo frente al televisor para merendar o cenar, todo a cuerpo de reyes…. Nunca faltaba nada en casa de mi abuela para que nosotros lo pasáramos bien. De mi abuela guardo muchísimos recuerdos y en especial, los que en un época en que tuve la oportunidad de compartí muchas cosas con ella, en una etapa de mi vida, en la que decidí, luego de consultar con mis tíos Freddy y Memela (por parte de mi mamá, Memela es la hermana de ella), la posibilidad de quedarme a vivir con ellos en Barquisimeto, pues, mis padres se trasladaban hasta Puerto La Cruz y no quería estar nuevamente brincando de ciudad en ciudad, como lo veníamos haciendo desde hacia unos años, aparte de que, me sentía muy bien en Barquisimeto, donde además de tener una opción de ingreso a la UCLA (Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado), contaba con un circulo de muy buenos amigos y compañeros.
Pues, se marchan mis padres y me mudo a casa de mis tíos, en donde, ya vivían mis abuelos, bueno, ya en esta época solo mi abuela, pues mi abuelo había fallecido,..es en este período, que puedo conocer muchas más cosas de ella, fue una confidente y cómplice de muchas buenas acciones y otras travesuras sanas, aún la recuerdo, al llegar tarde yo a casa de mis tíos, me esperaba asomada a la ventana que daba a la parte de atrás de la casa, por donde yo pasaba rumbo a mi habitación, tan solo para darme alguna comida que me hubiere guardado de la cena (jejeje), y eso, la emocionaba como una chiquilla que estuviese haciendo o cometido una travesura….. Así también, preguntarme un poco sobre los estudios, el trabajo, que había hecho, o también, recordarme que el sábado quería que la llevase a casa de su cuñada de visita (mi tía Tete, hermana de mi abuelo),…. Y entre otras más, darme unos bolívares para que saliera de paseo…., era muy lista mi abuela, allí donde la veía, se enteraba de todo y de su alrededor, mas de una ves me decía cosas que nunca me hubiere imaginado, como uno de sus consejos, lo recuerdo bien, me dijo: “si vas a salir con una mujer, compra tu los preservativos, mira, que te lo pueden pinchar con un alfiler… que así es que hacen, mucho cuidado….”, ven… quien diría que mi abuela a sus años me explicaría esto, pero así fue, lo peor, o las más desconcertante para mi abuela de seguro, sería la cara que le pondría, pues, me reí un poco y luego le di un beso, le pedí la bendición y me fui al cuarto, en el, y luego repasando todo lo que converse con ella, pensaba, que no esta tan equivocada, y además, donde leerá eso ella?.... pero, así era mi abuela, una cajita de sorpresas, con un don muy especial, que solo al ver a las personas podía saber algo de ellas,…. ojo, difícil que se equivocara!.
La verdad que faltarían páginas para escribir todos los recuerdos que desde niño crecieron en mi junto a ellos, pero, lo importante de todo, es mantenerlos y dejárselos a los nuestros como la muestra de lo debemos nosotros como generación ofrecerle a nuestros hijos y nietos….ser parte de algún escrito mañana, de alguno de nuestros hijos o nietos.

Y como diría mi abuelo, con una de sus tantas salidas caroreñas;… que hora es abuelo?...y te extendía el brazo donde llevase el reloj y te decía: mátese por su vista!,… al revés o al derecho, el que sabe leer, lee como sea,… muñequito parao!..
Continuará....

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